Friday, November 21, 2008

Años después


En Julio, cada quién agarró por su lado. Y bueno, él, a dónde lo llevara la brisa; ella ya tenía un rumbo. Absortos en la vida, ya no se volvieron a ver ni a hablar más nunca. Cuándo se encontraron años después en una fuente en Florencia, ella creyó reconocerlo, pero dudó en acercarse porque había olvidado todo de él, menos sus ojos y sus reacciones cítricas hacia quienes no le parecía que se merecieran algo más. Sin embargo, con un descuido premeditado, se paseó frente al viejo del bastón y los lentes negros de pasta que tomaba café negro. Y cuando ya se alejaba con sus pozos verdes rebosados de tristeza, escuchó: “¿Tú no saludas, flaca?”.

3 comments:

Jellyfred Rodríguez said...

La vejez a veces es síntoma de miedo, si detallas bien, siempre está el temor a llegar solo...Me estoy dirigiendo hacia otro tema pero es que el minirelato me motivó pa pensar gris jejejee. Dígame cuando sales por ahí donde sea y no te percatas que te estás haciendo mayor...Dios y en ese momento se acerca un crío y te dice: Sr, Sra me dice la hora?...Allí empieza la metamorfosis jejeje, el trauma y la crisis de querer apurar las metas fijadas o a veces caer en el ridículo de sabotear a los demás por querer vivir apresuradamente... jajaja tas viendo peluche me tienes frita jejejje...Volviendo al relato jeje me hizo acordar a la película Puentes de Madison... Los viejitos tienen derecho no? el viejo y su flaca jajaj que frito

|andi.na| said...

aaaww
demasiado crash!

veo que el aspecto cambió por acá.
me gusta :)

Doriana said...

En Florencia me dijiste... recuerdo una historia de lo que pasaría algún día en esa ciudad...(-say hello to Jessie!);p