Monday, October 08, 2007

CARTA DE NAVEGACIÓN


Ya comienzo otro semestre en la universidad, el octavo, y es hora de hacer, o más bien repasar, una especie de carta de navegación. El propósito es simple: evitar cualquier situación que pueda terminar en una catástrofe académica. Hacer esta guía no es fácil, mucho menos lo es el cumplirla. La metodología es como sigue: observar, formular y poner en práctica, o sea, nada nuevo; el viejo método científico.
La carta de navegación es entonces como sigue:
1. Aunque han habido excepciones y posiblemente habrán más, no olvidar que eso del constructivismo y la sociedad en la construcción del conocimiento entre alumnos y profesores es puro gamelote seco que la mayoría de estos últimos predica pero no practica. El aula es conductista y creer lo contrario es caerse a porciones cilindroides y compactas de excremento.
2. Como consecuencia inmediata del punto anterior, para la mitad de la semana tres ya tengo que conocer a los profesores de las materias que veo. El punto no es tanto saber su nombre, aunque eso es importante. El punto es saber cómo les gustan las intervenciones, los informes o trabajos escritos y el discurso en general; cuál es la tolerancia con la hora de entrada, la de salida y las inasistencias; actitud hacia los celulares en el salón; dónde y cuándo desayunan o toman café; dónde están sus cubículos y dónde es más probable encontrarlos cuando no están allí; saber sobre cada uno si es conservador, liberal, progresista o ninguna de las anteriores; también cualquier información no contemplada en la seriación anterior y que pueda resultar de utilidad instrumental.
3. Nunca caer en la trampa del profesor pana; esos son los más peligrosos.
4. Siempre aplicar la técnica del bambú: moverme con gracia, agilidad, flexibilidad y oportunamente hacia donde sople el viento. (Esta es la metáfora para “eufemizar” el hecho que el profesor, al final y sin importar nada, tiene la razón).
5. Si un compañero está equivocado o no es claro en algo que dice en clase, debo quedarme callado. Recordar que las tres veces que he osado hacer una aclaratoria o pedirla porque algún par estaba mayúsculamente errado o era confuso en su punto, esto fue considerado un ataque infame y despiadado al mismísimo corazón de ese megaorganismo llamado Sección.
6. En caso que sea un profesor el que está errado en lo que dice y por alguna trampa del destino resulta que me doy cuenta, no debo hacérselo saber en público; debo recaudar información de fuente confiable con respecto al punto y exponerle en privado mi consideración de su error. De negarse éste a reconocer su pifia, no debo entrar en polémica estéril; simplemente cerrar la convesa haciéndome el que repentinamente se dio cuenta de que quien estaba equivocado y no entendía era yo. Luego, en examen, exposición o cualquier evaluación que involucre el punto en cuestión, repetir tal cual lo que dijo el profesor. Hacer otra cosa es una estupidez, total, yo se quien está errado pero la nota la pone es él y no yo.
7. No olvidar mi meta, a saber: ser el papá de los helados desde el alfa hasta el omega en tanto se pueda. Aprender y saber de verdad lo que estoy estudiando y además sacarme la nota máxima posible en todo. Lamentablemente, con lo último es que miden, a mí y a todos, pero lo primero es lo que me pone más allá de los que sólo sacan mucha nota y me hace justicia en un sistema que con su apatía disfrazada de flexibilidad pocas veces refleja en las calificaciones quién ciertamente sabe y quién no.
8. Siempre recordar que mujeres, rumba, caña, playa y cualquier otra cosa están subordinadas a las exigencias y demandas del semestre. Todas esas cosas (incluyendo las mamis más mamis que se me crucen en el camino) van y vienen (siempre lo han hecho) mientras que una nota es para siempre, me bendecirá o maldecirá hasta el final de mis días.
9. Revisar todas las paredes de la universidad (especialmente las de la parada de autobús y las de descontrol de estudios) y leer cuanto papel esté pegado en ellas. De lo contrario, podría no enterarme de cosas como que obligatoriamente hay que entregar en alguna dependencia de mi queridísima Alma Máter en un lapso de cuarenta y ocho horas original y copia de la partida de nacimiento de mi tatarabuelo so pena de perder el cupo en la universidad.
10. Sin falta, debo llevar en mi bolso varias copias de mi cédula de identidad, record académico, planilla de inscripción, solvencia de la biblioteca y bonos de caja; también fotos tipo carnet, planillas de deposito de BANESCO y veinte mil bolívares en efectivo. Tú sabes, por si las moscas.
Esta es mi carta de navegación para el semestre que comienzo. Es vital por la cantidad de singularidades en el Universo Paralelo Experimental Libertador Maracay (UPEL - Maracay). ¡Cuidado!, ¡mosca!, el que se descuida, pierde.